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Qué aprendimos?

¡Paroxa cumple cinco años, un lustro lleno de magia y creatividad!

Desde el nacimiento de nuestra compañía hasta hoy, hemos recorrido un viaje apasionante, marcado por obras inolvidables que han dejado huella en nuestro corazón y en el público.

Recordamos con cariño cada una de las etapas: desde «Miradas de Plástico» y su profunda exploración del dolor hasta el ascenso y la comunión que representó «O.A.S.I.S».

Con «Pietatea», descubrimos la presencia divina en lugares insospechados, mientras que «Caterina» nos llevó a un universo de profesionalismo y profundidad emocional. Y ahora, con «Ruinaurri», estamos aprendiendo nuevas formas de comunicar y conectarnos, siempre entregados al oficio más bello del mundo: el teatro. Como dijo Calonge, el teatro está siempre presente; nosotros debemos hacerle desear quedarse.

En estos cinco años, hemos labrado un camino lleno de pasión y dedicación, y aunque el cansancio a veces nos alcance, recordamos que Ítaca siempre está llena de amor. Pronto nos embarcaremos en un nuevo capítulo, lleno de nuevos espacios, tiempos y desafíos, manteniendo viva nuestra fe en el arte teatral.

Como Federico García Lorca expresó tan elocuentemente, vivimos y respiramos teatro, comprometidos con cada instante de vida que compartimos en el escenario. ¡Que vengan muchos años más de teatro, creatividad y conexión con nuestro público!

“Algún día, cuando se quemen todos los teatros, aparecerá la reunión de todos nuestros muertos encerrados allí por el público. Hay que destruir el teatro o vivir en el teatro, no vale silbar desde las ventanas”

Federico

Hoy celebramos cinco años de Paroxa, un quinquenio rebosante de experiencias teatrales que han dejado una profunda marca en nuestro camino artístico. Desde nuestros comienzos, cada año ha sido una oportunidad para explorar nuevos territorios emocionales y creativos, representados por las imágenes y las historias que hemos compartido con nuestra audiencia.

Recordamos con nostalgia la impactante profundidad de «Miradas de Plástico» y cómo nos enseñó a abrazar el dolor como parte esencial del proceso de amar. Fue un punto de inflexión que nos llevó a confrontar nuestras emociones de manera honesta y valiente. La evolución y conexión personal de cada uno de nosotros se reflejó en el escenario, desde la transformadora experiencia de enfrentar nuestros propios tacones gigantes hasta el descubrimiento de un nuevo sentido de pertenencia y comunión en «O.A.S.I.S».

«Pietatea» nos reveló la presencia divina en los lugares menos esperados, mientras que «Caterina» nos permitió explorar los rincones más profundos de la mente humana, haciendo florecer personajes que ahora habitan en nuestros recuerdos y en la memoria del público. «Ruinaurri» nos desafía a comunicar, a ser compañeros de vida en el escenario y fuera de él, y a ser valientes al contener nuestras lágrimas y mostrar nuestra vulnerabilidad.

Cinco años de teatro continuo nos han enseñado que el arte es un viaje de autodescubrimiento y conexión humana. Nos despedimos temporalmente para partir hacia nuevos horizontes, con la certeza de que el teatro seguirá siendo nuestro faro y nuestra razón de ser. Como dijo Federico García Lorca, el teatro es vida en su máxima expresión, y nosotros estamos aquí para vivirla intensamente en cada representación, cada ensayo y cada momento compartido con nuestra audiencia. ¡Que vengan más años de arte, crecimiento y conexión en Paroxa!

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